Este pasado fin de semana se casó mi mejor amiga. Era una boda de noche. Fue preciosa. Pero yo iba a mi primera boda con niño, así que rompí el protocolo. No podía llevar un vestido largo de fiesta y un niño de dos años, que además llevaba las arras. Para mi era incompatible. Me hubiera gustado, no lo niego. Pero coincidió, que además de romper el protocolo, me enamoré de un vestido globo. Así, que ya tenía vestido.
Creo que mi vestido no dejó a nadie indiferente. Pues no sólo era corto, sino que llevaba lunares.
En fin, la boda fue espectacular, y yo pasé una boda, súper cómoda con mi enano de principio a fin.
A veces es necesario cuando eres madre, romper los protocolos establecidos y anteponer a tus hijos. Porque yo voy a todos lados con mi hijo, sino puede ir él, porque no lo dejen como en algunos locales, pues yo tampoco voy.
La maternidad me ha cambiado muchísimo. Pero no cambio ni un solo día de mi maternidad por nada del mundo.
Qué tengáis un bonito día.
Carpe Diem.
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